«El hambre prefigura las visiones.
La música es el tiempo desmedido.
La noche es un enigma conocido.
La esperanza dormita en los rincones.
El pánico se adueña del reposo:
como un rumor de hojas de otoño: pasa.
La mazmorra se adapta a la coraza.
El delito es dantesco y delicioso.
La ilusión es un cruel acto de magia
que termina robándome el sustento.
No hay mordaza ni horror en mi espejismo.
Me salva mi noción de antropofagia.
No importa donde sople el quinto viento.
Termino devorándome a mí mismo».
***
Nota bene: Este soneto es parte de un ciclo que escribí a raíz de la Primavera Negra de 2003 y que aparece en mi libro Los culpables (Linkgua, 2010). Lo publico en solidaridad con Luis Manuel Otero Alcántara, Carolina Barrero, Claudia Genlui, Afrik Reina y toda la gente en huelga de hambre como único recurso de resistencia ante un poder omnímodo y totalitario. Desde el distante New Jersey, demando el cese de la represión contra artistas y activistas y que se garantice la libertad de expresión en Cuba.
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