En vista de que las canciones se agolpan unas a otras y por eso no me matan, las compilo aquí sin ton ni son ni distinción de registro —desde el lírico hasta el paródico—, para tenerlas a mano y para que no caigan en el ingrato vertedero de mi olvido. (Ya me ha pasado con algunas de mis traducciones de libros infantiles). Por tanto, las pongo acá sin otro criterio curatorial que el orden cronológico descendiente.
Estas primeras canciones son parte de un proyecto que empecé en febrero de 2021. No sé hasta dónde llegará. Lo que tengo claro es que lo ha inspirado el activismo del Movimiento San Isidro, el 27N y la conducta cívica de una juventud cubana que le ha dicho no a la gerontocracia castrista. Por tanto, las canciones tienen en común un par de detalles que pueden ser obvios y sobre los que abundaré más adelante. Mientras tanto, con perdón de la perogrullada, destaco que la uniformidad —visual, estética, sonora, temática— es a toda intención.
Corazón estropajo (una parodia)
La Habana para corresponsales extranjeros y profesores universitarios (una parodia)
Himno nacional cubano, con las variaciones de rigor
¿Dónde está Luis Manuel?
Cuba y lo inexplicable (abril de 2021)
El son del colonialista (marzo de 2021)
La mancha en el expediente (febrero de 2021)
Habla, Cuba (febrero de 2021)
Todo en Cuba (febrero de 2021)
Dura, Magaly (febrero de 2021)
Bienvenido a Cuba (febrero de 2021)
Esta es una parodia de Hamilton, de Lin-Manuel Miranda. El villano del tema es el viejito sangrón. Sí, ese mismo. El de la barba. Detalles, aquí. (Diciembre de 2017).
Este divertimento lo escribí para explicarles el subjuntivo a mis estudiantes. Viene con la música de «Despacito», de Luis Fonsi. (Septiembre de 2017).
Esta también tiene que ver con la muerte del susodicho. Es una parodia de «Vete de mí», aquel hermoso bolero de Homero y Virgilio. Detalles, aquí. (Noviembre de 2016).
Estas tres canciones son parte de Cecilio Valdés, rey de La Habana, la zarzuela que escribimos a seis manos Paquito D’Rivera (música), Enrique del Risco (libreto y letras) y este escriba (letras). Las canciones hicieron su debut —gulp— en el Carnegie Hall, en 2008. Todavía me pellizco y no me lo creo. Estas tres grabaciones las hice en Filadelfia, en el festival anual de Opera America, al cual viajé junto a mis coautores y amigos en junio de 2012.
«El cable» es sobre la dieta cubana durante el castrismo. (Enero de 2011).
El «Son de Artemisa y Mayabeque» lo escribí a raíz de la más reciente distribución territorial que hiciera el castrismo, partiendo provincias en dos, con el mismo entusiasmo con el que antes partiera en dos también a la nación. (Junio de 2010).
Esta parodia de «Dos gardenias para ti», de Isolina Carrillo, es a propósito del incidente de la mordida consular, acontecido en 2010 —en Oslo—, y que en su momento fuese parte íntegra del imaginario popular cubano. Detalles, aquí. (Mayo de 2010).
Esta parodia de «¿Y tú qué has hecho?», de Eusebio Delfín, se inspira en el mismo insólito suceso en el que una cónsul cubana mordió a una ciudadana noruega ante las cámaras. (Mayo de 2010).
Esta parodia de «Agua de beber», de Antonio Carlos Jobim, también fue inspirada por esa mordida infame. (Mayo de 2010).
Esta «Guantanamera del siglo XXI» la escribí porque sí, vaya. (Mayo de 2010).
«Jama y libertad» era lo que pedíamos a coro para Pánfilo y para toda Cuba. Le puse música a este anhelo y mi amiga Ada Baisre me acompaña en el coro y la clave. (Agosto de 2009).