
Ven a comer anti pan
hecho de polvo de rocas,
y letal cual huracán.
Te hará falta un diazepán
—tal vez un té de amapola—
si quieres dar pie con bola
entre la hambruna y la anemia
en medio de una pandemia.
***
[Ilustración: Garrincha].
Ven a comer anti pan
hecho de polvo de rocas,
y letal cual huracán.
Te hará falta un diazepán
—tal vez un té de amapola—
si quieres dar pie con bola
entre la hambruna y la anemia
en medio de una pandemia.
***
[Ilustración: Garrincha].
Es importante comer,
pero no todo en la vida
es pensar en la comida
o en “luchar” o en “resolver”.
Ser humano es más que ser
quién se preocupa a diario
en marcar el calendario
con los días que comió.
Hasta en eso fracasó
exige Díaz Canel
—¡y eso es bien fácil para él
prefiero tocar escalas
en la guitarra o el piano
y ese placer cotidiano
—que alguna vez fue promesa—
de poner pan en la mesa,
la quimera del cubano.
***
[Ilustración: Alen Lauzán].
Pie forzado: Diario de Cuba
Dicen que van los millones
—de arrobas o de vacunas—,
mas luego de mil hambrunas,
engaños y decepciones,
fuera de revoluciones
suena su disco rayado
y quienes hayan comprado
boleto a este carnaval
A mi madre, que me dio el pie forzado (y tantas cosas más)
Tan cercana y tan lejana
—como una nube que pasa—,
la memoria de mi casa
—y mi casa fue La Habana,
esa entelequia cubana,
vagula, blandula, triste—,
se revela, se resiste
a ser mera fantasía.
Es una triste ironía
que ese país ya no existe.
Porque el guarapo es la base
de todo lo que hemos sido
y el reflejo del desfase
de la división de clase
entre quién va a todo trapo
y quién está hecho un guiñapo—,
el guarapo es nuestra esencia
y lo confirma la ciencia.
Patria o muerte: ¡más guarapo!
***
[Ilustración: Omar Santana].
Contaminan el ambiente
y también el pensamiento.
y hasta tienen don de gente.
Se burlan del delincuente.
¡Errata! ¡Del Comandante!
Mantienen la voz cantante
con su rigor de alto vuelo
y enfrentan el desconsuelo
con la verdad por delante.
***
[Ilustración: Garrincha].
Pie forzado: ese bodrio que llaman Granma. No lo enlazo, pero lo retrato:
Fernando Rojas, el guapo
—peón de Díaz Canel
te censura a todo trapo
mientras espera el guarapo
o poder comprar refresco
en las casas de cultura
que aúpan la dictadura
y su proyecto grotesco.
Se cambia una militancia
del Partido Comunista
por cualquier cosa en la lista:
una visa para Francia,
un perfume sin fragancia,
un tío en el extranjero,
un boniato, un cenicero,
un galón de gasolina,
una balsa, una letrina
o un catarro pasajero.
***
[Ilustración: Omar Santana].
Hiciste un doctorado allá en Europa
o en Estados Unidos (da lo mismo).
Aprendiste a apreciar el comunismo
desde lejos. Sabes guardar la ropa
cuando saltas al río de opiniones.
De la protesta en Cuba te distancias.
Prefieres ignorar las circunstancias
para darles razón a tus razones.
Lo tuyo y la política es divino.
Lo tuyo es la visión antropológica.
(Tus padres aún son miembros del Partido).
“El vino es agrio, pero es nuestro vino”.
Te encanta la cosa martirológica.
Tu abuelo fue un racista empedernido.
***
[Ilustración: Garrincha].
del pan que hay en la bodega
—cuando llega, ¡si es que llega!—
que sabe a fatalidad
y a moho con humedad
para mostrar el desprecio
del régimen por la gente
que no apoya al delincuente
Compañeros mal nacidos
—¡lo dijo Díaz Canel!—,
con la patria, con Fidel,
celebramos, convencidos,
todos los años cumplidos
de estiércol hecho lirismo,
defendiendo el socialismo,
sin caldosa, sin cultura,
en medio de la basura,
en un tren rumbo al abismo.
A Anna Kushner, que me dio el pie forzado
Estábamos en un cine,
allá por Belascoaín,
eran días de trajín
—que el tiempo no los fulmine
ni el recuerdo arremoline—,
estábamos en La Habana,
—tan distante, tan cercana—
en un país que era nuestro,
de tus hijos, de mi ancestro
y que allí estará mañana.
Que nos dure la esperanza,
que no se extinga la vela,
que no se muera la abuela,
que vuelva la mezcolanza
que no duela la añoranza,
que la distancia se acorte,
que sirva tu pasaporte
entre propios y entre extraños,
que el pueblo no lo soporte.
***
[Ilustración: Garrincha].
que esto es una dictadura
y el ministro de cultura
o el vice —mi favorito—,
como quien practica un rito,
a todo el que forme un brete
en las redes o en las calles,
pueblos, ciudades o valles…
Queda advertido: “¡Machete!”.