A mi querida Anjanette Delgado, invitada de honor a mi aula por tercer año consecutivo.
Hablaste de la empatía, del poder, de la familia, de la mujer que se exilia en su país cada día. Hablaste de poesía, del horror del patriarcado que nos ha impuesto un legado de violencia y desatino contra el cuerpo femenino. ¡Qué honor andar a tu lado!
Esos “apagones breves” —previstos por el gobierno que hizo de Cuba un infierno— serán de jueves a jueves, durarán más que las nieves en las Montañas Rocosas. Volverán esas odiosas madrugadas de calor del Estado de terror y sus huestes maliciosas.
*** Nota bene: Desde el 30 de noviembre de 2020, he publicado a diario en Belascoaín y Neptuno.
Ese tirano visita una vez más a Maduro, hoy que en Cuba no hay futuro, hoy que la isla necesita salir ya de la marchita sombra con que el dictador y su cuerpo represor —fiel a Fidel Castro Ruz— nos han quitado la luz y han impuesto su terror.
*** Nota bene: Desde el 30 de noviembre de 2020, he publicado a diario en Belascoaín y Neptuno.
País de los sueños rotos, país de la indiferencia, país donde la indolencia se refleja en esas fotos que turistas de remotos lugares tienden a hacer: quiero verte renacer un día de tus cenizas. Aunque te hayan hecho trizas. Aunque no quiera volver.
*** Nota bene: Desde el 30 de noviembre de 2020, he publicado a diario en Belascoaín y Neptuno.
País de los eufemismos, país de un solo Partido, país del que ya se han ido —hartos de tus espejismos, tus falacias y extremismos, tu machismo rococó, tu violencia con bongó— los nietos del ideal, no te tomes esto a mal: ¡Qué triste es tu guaguancó!
*** Nota bene: Desde el 30 de noviembre de 2020, he publicado a diario en Belascoaín y Neptuno.
País que vas cada día paso a paso hacia el abismo, no me hables de patriotismo, no me hables de la alegría de sentir la cubanía, no menciones el folclor, hoy que el cuerpo represor que destroza tu cultura sostiene a la dictadura y su Estado de terror.
*** Nota bene: Desde el 30 de noviembre de 2020, he publicado a diario en Belascoaín y Neptuno.
País de buches amargos —y no te hablo del café—, país en que el Comité te acusa si vendes pargos y aplaude a los lengüilargos, país en el que el gobierno sueña con que será eterno producto de la tenaza, los golpes y la mordaza: yo me escapé de tu infierno.
*** Nota bene: Desde el 30 de noviembre de 2020, he publicado a diario en Belascoaín y Neptuno.
El lunes pasado —en honor al día de Dr. Martin Luther King, Jr.— leí mi traducción de “Yo tengo un sueño”, ese hermoso y emblemático discurso del líder de los derechos civiles.
Mi idea original para este encuentro era reunirme con miembros del club de lectura que coordino en la librería, pero al mencionarlo a la promotora de eventos de Watchung Booksellers, de ella surgió la idea de que sería hermoso abrir las puertas a la audiencia de por estos lares. Y tenía razón. Lo fue. De tal suerte, quiero agradecer públicamente a Kathryn Counsell por gestionar —o, mejor dicho, soñar— esta tertulia y hacerla posible. También le agradezco inmensamente por filmar y editar el video.
Mi anhelo de declamar el texto en español respondía a varios motivos, pero este es quizá el más importante: a seis décadas de haber sido pronunciado, “Yo tengo un sueño” mantiene una relevancia abrumadora.
De ahí que, antes de dar inicio a la lectura, advirtiera a la audiencia que haría todo lo posible por leerlo sin que se me quebrara la voz. (No pude cumplir esa promesa. Como tampoco he podido —en la infinidad de veces que lo he leído a solas— impedir el nudo en la garganta).
En el preámbulo, dediqué la presentación:
– al maestro de preuniversitario Keenan Anderson, asesinado hace una semana por miembros de la policía de Los Ángeles, por el delito de ser negro y pedirles ayuda; – al artista Luis Manuel Otero Alcántara y al rapero Maykel “Osorbo” Castillo Pérez —ganador del Grammy, por su canción “Patria y vida”—, ambos ciudadanos cubanos que languidecen en prisión en Cuba por el delito de pensar por cabeza propia y ser negros; – a las mujeres negras en Cuba y Estados Unidos, que a diario se enfrentan a las violencias de la misoginia y el racismo; – a afrodescendientes en cada país erigido sobre los escombros de la trata transatlántica de gente esclavizada; – a mis ancestros de África, cuyo linaje desconozco, producto de esa forma de la violencia que es el olvido que impone el supremacismo blanco.
Después de la lectura, conversé con la audiencia acerca de los rigores y la responsabilidad de hacer que este discurso viajara de la lengua de Harriet Tubman a la lengua de mi abuela María Ibáñez Ibáñez.
En algún momento mencioné y agradecí a mis entrañables Juan Milà y Ariana Rosado Fernández, mis editores, a quienes tanto les debe esta traducción.
También parafraseé una de las cosas más hermosas que escribe Irene Vallejo en El infinito en un junco:
“Sin traducciones habríamos sido otros”.
Vallejo tiene razón en más de un sentido. Yo era otro antes de traducir este texto.
País de la resistencia, de la desesperación, de la madre en el balcón que se aferra a la creencia de que, en la mesa, la ausencia del hijo que decidió lanzarse al mar y escapó es ausencia pasajera: qué larga ha sido tu espera. ¡Qué amargo es tu quimbombó!
*** Nota bene: Desde el 30 de noviembre de 2020, he publicado a diario en Belascoaín y Neptuno.
País de las delaciones, del chivato y la chivata promovidos por la ingrata matriz con que los matones que ordenan los apagones premian el gesto traidor: ¿sabes que será mejor que entrar en la delación por esa Revolución? No aplaudir a tu opresor.
*** Nota bene: Desde el 30 de noviembre de 2020, he publicado a diario en Belascoaín y Neptuno.
País de la subsistencia, de la falta de comida, de luchar la sobrevida, de los juicios en ausencia a exiliados, de violencia —metódica, estructural— por orden del General que te ha vuelto un cementerio: ¿soñaste con ser imperio? ¡¿Con ser imperio del mal?!
*** Nota bene: Desde el 30 de noviembre de 2020, he publicado a diario en Belascoaín y Neptuno.
Julieta es tan argentina que el código en la pizarra (que no es código de barra), por coincidencia divina —con la selección andina— fue un tres que se repetía. No hubo mufa o brujería capaz de hacer que esa copa fuera a quedarse en Europa, pues Messi la merecía.
Busca Estado proxeneta ese régimen sexista, homofóbico y racista que convirtió a la croqueta en granada o metralleta y a los zombis en ministros. Busca traer suministros ese Estado de terror para el cuerpo represor, para arrestos y registros.
*** Nota bene: Desde el 30 de noviembre de 2020, he publicado a diario en Belascoaín y Neptuno.