
Me fui de Cuba a finales
del siglo pasado, un día
que sentí que no hallaría
belleza en las catedrales,
las calles, los soportales…
pues las aguas albañales
habían vuelto un pantano
aquel porvenir cubano
inundado de indigencia,
marcado por la violencia
de nuestro horror cotidiano.
***
[Ilustración: Omar Santana].
PD: Acabo de notar que aquí inventé la décima de once versos, con esquema de rima ABBAAACCDDC. ¡La undécima!
Pingback: La injusticia tiembla (II) | Belascoaín y Neptuno