a A. E.
Me fuiste a despedir al aeropuerto.
«Sospecho que te fugas», me dijiste.
Para variar, hicimos aquel chiste
repetido al final de algún concierto.
Pasó el tiempo y pasó por el mar muerto.
(El Caribe fue un cementerio triste).
Dijiste que vendrías, y viniste
(con pasaje de vuelta a aquel desierto).
Hoy vengo a recibirte en tierra extraña
(extraña para ti, pero ya mía):
mis laberintos son tus laberintos.
Hablamos del olvido, esa patraña.
Olvidamos hablar de ideología.
Somos los mismos. Somos tan distintos.
***
[Ilustración: Garrincha].
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