
Cuenta el agente Fernando
—con esa actitud bovina
y con su cara porcina—
que su proyecto nefando
de fingir que está en el bando
de los nobles es un cuento
de camino. El esperpento
multiplica la mentira
y con sus amos conspira
pues le pagan el sustento.
Pingback: Yo acuso (con perdón de Émile Zola) (VII) | Belascoaín y Neptuno
Pingback: Oda urgente a Gustavo Pérez Firmat (II) | Belascoaín y Neptuno