
Tiene tantas dimensiones
en Cuba la represión
que, en un triste callejón
o un centro de convenciones
o un sinfín de situaciones,
sean de noche o de día,
sin que medie algarabía,
por atreverte a pensar,
por decidir no callar,
te arresta la policía.
Pingback: La escasez en Cuba (VI) | Belascoaín y Neptuno