
En esa esquina distante
que a menudo recorría
y el salitre corroía
con apetito constante,
mi memoria delirante
se detiene a cada rato
para aguzarme el olfato
y oír el rumor del mar
e invitarme a recordar
que allí me abroché el zapato.
En esa esquina distante
que a menudo recorría
y el salitre corroía
con apetito constante,
mi memoria delirante
se detiene a cada rato
para aguzarme el olfato
y oír el rumor del mar
e invitarme a recordar
que allí me abroché el zapato.
Buenísimo como siempre. Lo del zapato fue una agradable sorpresa.
Me gustaMe gusta
La memoria también está en los detalles.
Me gustaMe gusta
Buena memoria, hermoso poema.
Me gustaMe gusta
Pingback: A propósito de la nueva estrategia contra COVID-19 | Belascoaín y Neptuno