
A Carolina Barrero, que me dio el pie forzado, y a la gente que en Cuba pone el cuerpo.
Esta mañana han vuelto las patrullas,
el cerco policial en plena vía,
los mismos golpes a la luz del día
que buscan que en el miedo te diluyas.
Esta mañana han vuelto los voceros
del terror cotidiano que no cesa
a poner las pistolas en la mesa
y las mentiras en los noticieros.
La violencia posa con su sonrisa.
La cámara se apura, ajusta el lente.
Esta mañana acechan las desgracias.
Presto a estrujarte el alma y la camisa,
llega el horror —el cuerpo lo presiente—,
con el silencio de las democracias.
Publicado originalmente en Hypermedia Magazine, el 8 de julio de 2021.
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