Hace un par de días publiqué por acá —con su visto bueno, se entiende— mi traducción (libre) al cubano de un correo de mi amigo Leslie Valdes sobre los viajes a la tierra que pisaron nuestras plantas.
Quienes crean aquello de que segundas partes nunca fueron buenas, aquí les dejo la continuación, a ver si cambian de parecer.
Dice Valdes:
Échate esto: la campaña turística se sigue poniendo buena de verdad. Ahora resulta que ¡están ofreciendo VIAJES GRATIS a Cuba!
No te pierdas la foto que convoya (con perdón) la oferta:
Me van a tener que perdonar. Pero este tipo luce (y razón no le falta) miserable y pico. De hecho, parece que está escondido tras los matorrales para escaparse de las autoridades del gobierno que por lo visto se acercan en la distancia.
Ese look lo único que me dice es: “¿Y ahora qué coño me van a quitar? Ya me quitaron mi cabra moribunda. Mi gato flaco. Y a mi mujer septuagenaria”. Te hace preguntarte qué tiene en las manos. ¿Una escopeta? Poco probable; el gobierno controla el mercado de las armas. Debe ser un machete.
O a lo mejor, a lo mejor, este campesino está escondido entre las hojas de tabaco a la espera paciente del nuevo arribo de una horda de turistas legales, a que desembarquen de su vuelo gratis y se instalen en el balneario exclusivamente para extranjeros que sin duda estará a tiro de piedra. El pobre hombre mirará los vuelos gratis y se preguntará si son —más que preguntarse, rezará porque sean— gratis en ambas direcciones.
¡Sigue soñando, compay!