De la maleabilidad de los metales

Antillana se pronuncia
(con permiso y con licencia)
y con cierta ambivalencia
gime, critica y denuncia.
Algún obrero renuncia
—oh, qué palabrita, ¡obrero!—.
No le digan “compañero”,
ni lo obliguen a desfilar,
y no lo manden a templar
¡ni a su jefe ni al acero!
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About Alexis Romay

Pienso, luego escribo, luego traduzco, luego existo.
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4 Responses to De la maleabilidad de los metales

  1. Avatar de Desconocido Jorge Salcedo dice:

    ¿Así se templó el obrero?

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  2. Avatar de Desconocido bustrófedon dice:

    ¿Así se templó el obrero?
    No había quien lo templara.

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  3. Avatar de Desconocido Anonymous dice:

    Está bueno el juego de palabras, hoy si no voy a buscarle la punta, es arriesgado…

    Re- saludos
    F.C.

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  4. Avatar de Desconocido Eufrates del Valle dice:

    Buenisimo, Bustro!

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