Antillana se pronuncia(con permiso y con licencia)
y con cierta ambivalencia
gime, critica y denuncia.
Algún obrero renuncia
—oh, qué palabrita, ¡obrero!—.
No le digan “compañero”,
ni lo obliguen a desfilar,
y no lo manden a templar
¡ni a su jefe ni al acero!





¿Así se templó el obrero?
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¿Así se templó el obrero?
No había quien lo templara.
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Está bueno el juego de palabras, hoy si no voy a buscarle la punta, es arriesgado…
Re- saludos
F.C.
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Buenisimo, Bustro!
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