El poeta y activista cubano Luis Felipe Rojas, autor del blog Cruzar las alambradas, está haciendo una encuesta sobre cíber activismo y, a propósito, me envió una pregunta. Aquí va, seguida de mi respuesta.
¿Cómo crees que redes sociales como Facebook —con bastantes detractores por tomarla como pueril— están ayudando a la comunidad de activistas dentro de la isla?
En un régimen totalitario como el cubano, el activismo social al margen del poder tiene un costo altísimo que comienza con la conversión automática de estos activistas en “disidentes”, lo que implica una peligrosa e inmediata asociación del término con esa aberración de todos los nacionalismos: el disidente es traidor a la Patria. No hay que olvidar que en nombre del amor, madre, a la patria con P mayúscula se cometen las mayores atrocidades.
Este aislamiento de los activistas, convertidos por bula estatal en disidentes, pasa por la deshumanización (luego son transformados en “gusanos” por similar abracadabra), hace escala en la lapidación social y puede terminar en la muerte física.
En otras palabras: el “gusano”, antes de serlo, fue disidente, activista social, ciudadano y, en un inicio, persona. Pongo los peldaños en orden para ilustrar la estrepitosa caída por esa escalera en la que el inconforme cubano —o de cualquier totalitarismo que se respete— empieza su andar como ser humano y termina en el orden de los invertebrados.
Doy este preámbulo para destacar la condición de paria que conlleva hacer oposición en Cuba. Ante este aislamiento forzoso al que son sometidos los activistas cubanos, las redes sociales, no solo Facebook, se convierten en el tejido humano que los arropa. Sentir el apoyo de una comunidad virtual tiene un peso específico para quienquiera que haya sido separado, por edicto imperial, de la sociedad a la que pertenece. Pero además de suplir esa carencia, las redes sociales sirven también de escudo protector de los activistas; hacen que la impunidad del régimen cada vez tenga un costo más alto a nivel internacional; les recuerdan a los Castro que la gran mazmorra en la que han convertido a Cuba tiene paredes de cristal y ya les será imposible ocultar sus métodos represivos. Si la policía política desaloja a una familia de opositores, pega una golpiza o efectúa un arresto arbitrario a las once de la mañana, cinco minutos más tarde la información estará circulando en las redes con etiquetas que empañarán ese gran logro del régimen de la isla que es proyectar una imagen de sí mismo que no corresponde con su realidad totalitaria.
De hecho, el castrismo tiene una presencia enorme en las redes, como incalculable ha de ser el presupuesto que destina a este fin. Los demócratas cubanos podemos y debemos establecer una presencia en las redes con un discurso infinitamente más atractivo, creando y diseminando nuestros propios espacios. Este será el ensayo y la proyección en el mundo digital de ese país democrático con el que soñamos.
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[Ilustración: Santana].
Gracias, Alexis, una buena priedra al inicio de un debate que pudiera ser fructífero si se nos unieran varios más, un abrazo.
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Pingback: Redes sociales a debate | Cruzar las alambradas
Alexis, cada vez que escribes, aclaras todas las dudas, pones los puntos sobre las ies, y no me queda de otra que estar totalmente de acuerdo.
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