Donde estaba la estrella solitaria
va una foto de Chávez en piyama,
convaleciente, postrado en la cama,
en la ciudad del cólera y la claria,
en una Habana antaño hospitalaria,
que entre el electroshock y el cardiograma
y mientras incentiva el melodrama,
se ha vuelto su enfermera y carcelaria.
Donde estaba la estrella blanca y pura
va un barril de oro negro de Caracas
que no logra ocultar la flatulencia.
Son dos países y una dictadura.
Son dos telenovelas policiacas
y el sueño roto de la independencia.
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[Ilustración: Garrincha].