No ajuste su pantalla. No “refresque” la página. No se restriegue los ojos. Quienes posan ante sus pupilas son los dictadores Augusto Pinochet y Fidel Castro, en gesto marcial, saludando vaya usted a saber qué bandera.
A pesar de que el régimen de la isla tiene un doctorado en el culto a la personalidad, esta foto nunca había salido a la luz en medios de prensa cubanos. Cuando la vi, ante la sorpresa, cuestioné su legitimidad. Podía tratarse de un retoque en Photoshop. Pero, gracias a la vida, que me ha dado tanto, me ha dado un amigo chileno con quien comparto oficina y gustos musicales, entre otras cosas. Le mostré la foto y me confirmó que la conocía. Es de la época presidencial de Allende, cuando el golpista le había jurado la fidelidad que luego traicionó con el golpe a La Moneda.
O sea, que la foto no es obra de un corta y pega. Lo que llama la atención es que haya sido publicada en el sitio web de la televisión de Camagüey, en otras palabras, en una fuente oficialista de la dinastía de los Castro.
Con tantas imágenes que tienen del barbudo, ¿a santo de qué lo muestran con su homólogo chileno? ¿Lapso mental? ¿Sabotaje intencionado? También es notable que en esta imagen de archivo no se molestaran en identificar a los retratados. Quizá en eso reside la metida de pata.
En cualquier caso, se agradece que la cámara haya recogido este instante, para que queden juntos en la retina y en el prólogo a la historia universal de la infamia. Mientras los miro, canto, con Charly García: “los dinosaurios van a desaparecer”.
Ese fue el dia en que Augusto se contagió con la enfermdad. Ahora puedo entender mejor las cosas. Vamos, que uno no se les puede ni aproximar. Mira las cosas que pasan después. Algún día se podrá descontaminar al mundo de esa enfermedad? Podremos declarar a este planeta «Territorio Libre de Dictaduras? Lo curioso, y además superticioso, es que Fidel está a la Izquierda y Augusto a la Derecha. Los que hemos leido de historia, y de alguna manera la hemos vivido, sabemos que cuando se trata de dictaduras la posicion ideologica no cuenta.
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