Una china en Tarará
se rascaba la cabeza,
perdía toda certeza,
preguntaba: «¿qué será,
qué misterio encerrará
este encanto milenario
que hace que casi a diario
me propongan matrimonio
en esta isla del demonio…?
¡Para escapar del calvario!».
***
H/T: Penúltimos días.
No digo yo a China, hasta a Haití se van si le dan un chance…Qué triste…
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Desde la lejana China
la bella Jazmín llegó
y sorprendida notó
que el hijo de la vecina,
el policía en la esquina,
el pinguero Lourido,
el monaguillo Florido,
Julito el pescador,
!El secretario del D.O.R.!…
querían ser su marido.
Mayor la sorpresa fue
escuchar ardientemente
de todos los pretendientes,
unidos tomar el té
a orillas del Yantze,
integrarse a su fe,
y, con mucho hincapié
-como genuinos cubanos-
para salir del pantano,
¡Conocer a Lao Tse!
Jaime Blas.
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Bueníiiisimo!
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