El Mundo habló hace poco del delito—uno de tantos en la imberbe tierra—,
delito diluviano y de postguerra:
todo el que coma más de un huevo frito,
quien tenga una cebolla en la despensa
un melón, un tomate o una piña,
por mucho que cultive la campiña,
por mucho que coopere en la defensa,
por mucho que se desgaste las suelas
marchando ante la enérgica Tribuna,
chivateando a tirios y a troyanos,
jamás podrá escapar de las secuelas
por jugar en el bando de la luna





Te ha dado por los comestibles en estos días…
F.C.
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