21.―A las 6 salimos con Antonio, camino de San Antonio. En el camino nos detenemos a ver derribar una palmera, a machetazos al pie, para coger una colmena, que traen seca, y las celdas llenas de hijos blancos. Gómez hace traer miel, exprime en ella los pichones, y es leche muy rica. A poco, sale por la vereda el anciano negro y hermoso, Luis González, con sus hermanos, y su hijo Magdaleno, y el sobrino Eufemio. Ya él había enviado aviso a Perico Pérez, y con él, cerca de San Antonio, esperaremos la fuerza. Luis me levanta del abrazo. ¡Pero qué triste noticia! ¿Será verdad que ha muerto flor, el gallardo Flor?―¿que Maceo fue herido en traición de los indios de Garrido; que José Maceo rebanó a Garrido de un machetazo? Almorzábamos buniato y puerco asado cuando llegó Luis―ponen por tierra, en un mantel blanco, el casabe de su casa. Vamos lomeando a los charrascales otra vez, y de lo alto divisamos el ancho río de Sabanalamar, por sus piedras lo vadeamos, nos metemos por sus cañas, acampamos a la otra orilla.―Bello, el abrazo de Luis, con sus ojos sonrientes, como su dentadura, su barba cana al rape, y su rostro, espacioso, sereno y de limpio color negro. El es padre de todo el contorno, viste buena rusia, su casa libre es la más cercana al monte. De la paz del alma viene la total hermosura a su cuerpo ágil y majestuoso. De su tasajo de vaca y sus plátanos comimos mientras él fue al pueblo, y a la noche volvió por el monte sin luz, cargado de vianda nueva, con la hamaca al costado, y de la mano el catauro de miel lleno de hijos.―Vi hoy la yaguama, la hoja fénica que estampa la sangre, y con su mera sombra beneficia al herido: “machuque bien las hojas y métalas en la herida; que la sangre se seca”. Las aves buscan su sombra.―Me dijo Luis el modo de que las velas de cera no se apagasen en el camino, y es empapar bien un lienzo, y envolverlo alrededor, y con eso, la vela va encendida y se consume menos cera. ―El médico preso, en la traición a Maceo, ¿no será el pobre Frank? ¡Ah,―Flor!
¿Belascoaín y Neptuno?
El #212 de la calle Belascoaín, esquina a Neptuno, fue mi última residencia en Cuba, de donde me fugué en 1999. En vista de que perdí ese espacio en el mundo real, me lo he apropiado en el éter nuestro que está en todas partes.
Aquí se comenta lo leve en tono grave, lo grave, en tono leve y se (di)versifica (y hasta se musicaliza) el monotema. Tópicos típicos: Cuba, literatura y otras dolencias crónicas. En resumen: desvaríos y divertimentos de Alexis Romay.
(Advertencia: English spoken here).
Hipólito: un musical cubano
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