
Yo era un poeta maldito
que citaba a Baudelaire.
(Yo no sabía leer
en francés más que un poquito).
Soñaba que el infinito
me esperaba en (la) otra orilla.
Acaso la maravilla
de una guitarra insondable
me alivió al comerme el cable
de Cuba y su pesadilla.
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Nota bene: Desde el 30 de noviembre de 2020, he publicado a diario en Belascoaín y Neptuno. Te invito a leer la décima de este día hace exactamente un año. Si sientes que me repito, recuerda que más se repite la realidad cubana.