
A Boris Larramendi, que me dio el pie forzado
Yo era un flaco allá en mi tierra,
un trovador sin canciones
que improvisaba unos sones
en descargas de posguerra.
A ratos, me iba a la sierra,
pero cantaba en el llano.
Era un joven ciudadano
y era un negro ante el acecho
policial y ante el despecho
de ese régimen cubano.
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Nota bene: Desde el 30 de noviembre de 2020, he publicado a diario en Belascoaín y Neptuno. Te invito a leer el soneto de este día hace exactamente un año. Si sientes que me repito, recuerda que más se repite la realidad cubana.