
Me fui de Cuba pensando
que acaso no volvería.
Aún recuerdo aquel día:
sacaba de contrabando
mi deseo de que el bando
que imponía la censura
—su ministro de cultura,
sus huestes de represores…—
supiera de mis temores
en aquella dictadura.
***
[Ilustración: Omar Santana].
Pingback: Esa farsa electoral (IV) | Belascoaín y Neptuno