
Hasta esa roca que ha visto
el hambre, el rencor, el miedo
que hoy promulga Puesto-a-dedo
como lo había previsto
el que al pueblo desprovisto
de todo dejó —sin nada:
ni leche ni limonada
ni presente ni futuro,
puesto a morir en lo oscuro—
va a llorar el camarada.
Pingback: ¿Cuánta gente hay que matar? (VI) | Belascoaín y Neptuno
Pingback: Oda urgente a Enrique del Risco (III) | Belascoaín y Neptuno