
Seré breve: fui maestro
en Cuba, en aquel sistema
que era martirio y problema
por vulgar y por siniestro,
que proclamaba: «Esto es nuestro»,
—y el “nuestro” no me incluía—,
que adoctrinaba y mentía
con ahínco y con tesón
a toda la población
que en el hambre malvivía.
***
[Ilustración: Santana].
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