
Seré breve: todavía
me acuerdo de los noventa
con su oprobio y con su afrenta,
con el hambre día a día
y con cualquier policía
—vulgar, semi analfabeto—
que me acosaba “por prieto”,
“por mi pinta”, “por artista”,
siempre con la excusa lista
para faltarme el respecto.
Pingback: Oda urgente a los noventa (VI) | Belascoaín y Neptuno
Pingback: Oda urgente e invitación a Tomás Castellanos | Belascoaín y Neptuno