
Te explico: yo me escapé
de mi espacio natural
—de mi tierra, ese sitial
(que acaso acá me inventé)
donde jugué balompié
en improvisadas canchas
con Pancha y sus cuatro planchas—
para huir de la censura
de esa brutal dictadura,
para escribir a mis anchas.
***
[Ilustración: Armando Tejuca].
Pingback: Esas huestes de matones (III) | Belascoaín y Neptuno