
Todo el día en mil tareas,
sin ánimo de pensar
en Cuba —en ese pesar
que crece con las mareas—,
sus demonios, sus peleas
más amargas que el cacao
ni tiempo para escribir
Todo el día en mil tareas,
sin ánimo de pensar
en Cuba —en ese pesar
que crece con las mareas—,
sus demonios, sus peleas
más amargas que el cacao
ni tiempo para escribir
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