
—tan patética, afeitada,
con la frente bien sudada
y su cara de asesino
que le regaló el destino
y que la máscara oculta—
con esa visita insulta
al pueblo hambriento y maltrecho,
y vemos colgar del techo
a un cerdo de edad adulta.
—tan patética, afeitada,
con la frente bien sudada
y su cara de asesino
que le regaló el destino
y que la máscara oculta—
con esa visita insulta
al pueblo hambriento y maltrecho,
y vemos colgar del techo
a un cerdo de edad adulta.
Pingback: La infamia que se ha vivido (VII) | Belascoaín y Neptuno
Pingback: Oda urgente al Lei Nai Shou | Belascoaín y Neptuno
Pingback: El deporte nacional (I) | Belascoaín y Neptuno