
La cabeza cercenada
que rodará por la mesa
—que soñó salir ilesa
de otra sangrienta jornada,
la cabeza ilusionada
(de más de cien kilogramos)—,
por sus años de servicio,
en gesto de sacrificio,
aquí la ofrendan sus amos.
La cabeza cercenada
que rodará por la mesa
—que soñó salir ilesa
de otra sangrienta jornada,
la cabeza ilusionada
(de más de cien kilogramos)—,
por sus años de servicio,
en gesto de sacrificio,
aquí la ofrendan sus amos.
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