
Detén tu paso, viajero,
aquí en estos adoquines,
y cuéntame tus trajines
quiero que me cuentes, quiero
viajar como tú viajaste,
¿qué ciudades visitaste?,
¿trajiste un libro prohibido
¿y por qué no te quedaste?
Detén tu paso, viajero,
aquí en estos adoquines,
y cuéntame tus trajines
quiero que me cuentes, quiero
viajar como tú viajaste,
¿qué ciudades visitaste?,
¿trajiste un libro prohibido
¿y por qué no te quedaste?
Pingback: Cuba y la brevedad (IV) | Belascoaín y Neptuno
Pingback: Oda urgente a lo tangible | Belascoaín y Neptuno