
Vicky Romay —mi madre— debuta en Belascoaín y Neptuno con este texto:
Creo que el cielo está llorando al ver a los cubanos matándose como nos inculcaron, desde que usurparon el poder: “Quién no esté de acuerdo con la revolución es tu enemigo”, y así se desmoronaron las familias, se acabó el respeto, la dignidad, el honor y creció la maldad, la vileza, el odio. La palabra era “hay que sacrificarse” y nos sacrificaron todo el tiempo; nos robaron la juventud, los sueños. Nos convertimos en sumisos, teniendo que agradecer lo que por derecho nos tocaba y nunca nos dieron. Aprendimos a mantener la boca cerrada, a no pensar o simplemente a callar por temor a la represión. Aprendimos a ser cobardes, a conformarnos y aplaudir aunque no nos gustara. Cuántos años callada con miedo siempre; todavía pasó un tiempo después de que logré salir en que aún hablaba bajito. Es muy triste, es muy doloroso, pasé muchas cosas en silencio, con miedo siempre, y ahora veo que el pueblo cubano ya se cansó de todo, de la opresión, del hambre, de la miseria y se ha levantado arriesgando la vida. No sé cómo expresar mi admiración, respeto y apoyo a todos los que han tenido el valor de seguir a pesar de todo en la isla y tratar de que de nuevo se restablezca una república y termine la oprobiosa dictadura que tanto daño ha hecho. ¡PATRIA Y VIDA!
Gracias, Vicky. Hablas en nombre de tantos de nosotros.
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Gracias Vicky por dar voz contra la opresión e inhumanidad que sufre el pueblo cubano.
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