
El hambre de aquella Habana
de mis días me acompaña.
Viajó conmigo hasta España
en década ya lejana.
Me despierta en la mañana.
Mis anhelos satisfechos
estarán cuando los hechos
constaten que hay patria y vida.
El hambre de aquella Habana
de mis días me acompaña.
Viajó conmigo hasta España
en década ya lejana.
Me despierta en la mañana.
Mis anhelos satisfechos
estarán cuando los hechos
constaten que hay patria y vida.
Qué jovencito. ¡Pero todavía luces joven! Muy linda la foto de tu abuelita., con una mirada muy dulce.
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¡Gracias, Tere! Mi abuela era un pan con ojos, un flan, una dulzura. Y lo de la juventud mía de entonces (¡y de ahora!) se te agradece por partida doble. Mira que ha llovido desde esa foto. Y sigo con hambre vieja. Hay cosas que nos abandonan. Abrazos
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