
Es tanta la necrofilia
del Partido Comunista
de la isla surrealista
que es Cuba, que una familia
—la misma que al pueblo exilia,
la del dictador senil,
al ritmo de la bachata—
pone al muerto en su perfil.
Es tanta la necrofilia
del Partido Comunista
de la isla surrealista
que es Cuba, que una familia
—la misma que al pueblo exilia,
la del dictador senil,
al ritmo de la bachata—
pone al muerto en su perfil.
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