
¿Cómo le explico a mi esposa
el miedo a una cosa incierta
cuando tocaban la puerta
—un pargo, un libro, una rosa,
carne de cerdo o de res,
un diccionario de inglés—
y antes de abrir no sabía
si quizá la policía
vendría un poco después?
***
Esta décima es parte de la serie “Cuba y lo inexplicable”. Las espinelas en cuestión pueden ser leídas independientemente o en conjunto. Si juntas, recomiendo recitarlas —sí, en alta voz, como en los matutinos escolares— en el orden en que fueron concebidas y publicadas en este blog: I, II, III, IV, V, VI, VII.
Pingback: #Cuba y lo inexplicable (I) | Belascoaín y Neptuno
Pingback: #Cuba y lo inexplicable (II) | Belascoaín y Neptuno
Pingback: Cuba y lo inexplicable (III) | Belascoaín y Neptuno
Pingback: Cuba y lo inexplicable (IV) | Belascoaín y Neptuno
Pingback: Cuba y lo inexplicable (VII) | Belascoaín y Neptuno
Pingback: #Cuba y lo inexplicable (V) | Belascoaín y Neptuno
Pingback: Remembranzas cubanas (III) | Belascoaín y Neptuno
Pingback: Remembranzas cubanas (IV) | Belascoaín y Neptuno
Pingback: El derecho a regresar (IV) | Belascoaín y Neptuno