
esa Cuba de mi infancia,
del respeto y la elegancia,
donde el pueblo no era “escoria”,
donde jugaba en la noria,
donde niñez e inocencia
compartían esa esencia
onírica, donde había
restaurantes, cortesía
y no un culto a la violencia.
esa Cuba de mi infancia,
del respeto y la elegancia,
donde el pueblo no era “escoria”,
donde jugaba en la noria,
donde niñez e inocencia
compartían esa esencia
onírica, donde había
restaurantes, cortesía
y no un culto a la violencia.
Lindos recuerdos de mi infancia. Es increíble como todo eso desapareció, tristemente.
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