
El ministro, en su cubil
—sus tracatanes con él,
gritando «¡Viva Fidel!»,
poniendo en alto el fusil—;
la policía, en acción;
el pueblo, en el desamparo
***
[Ilustración: Alen Lauzán].
El ministro, en su cubil
—sus tracatanes con él,
gritando «¡Viva Fidel!»,
poniendo en alto el fusil—;
la policía, en acción;
el pueblo, en el desamparo
***
[Ilustración: Alen Lauzán].
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