Mi amigo Enrique del Risco ayer desgranó sus razones para que no lo intenten convencer de que se una a la masa azul o a la masa roja. Le escribí una nota diciéndole que las suscribía; también le di las gracias pues me había ahorrado redactar algo de la misma índole. Hay poco que añadir a lo que tan elocuentemente alega Del Risco. Aun así, le dije que buscaría colar algún comentario en los resquicios que deja entre párrafo y párrafo de argumentos irrefutables. Aquí van mis apuntes.
No solo no quiero que intenten convencerme. Tampoco quiero convencer a nadie. Allá cada cual con su designio.
Cuando anuncien el próximo inquilino de la Casa Blanca, no habrá ganado ni habrá perdido mi candidato. La razón es sencilla: no tengo candidato. Voy a votar por uno de los dos, obvio. Pero —ojo— quien se lleve mi voto no es mi candidato.
No me importan los argumentos por los cuales mis amigos, vecinos, colegas, parientes y conocidos decidieron votar por el demócrata o el republicano. Están en su derecho.
De los motivos que me hicieron decantarme por uno de los dos, expongo el más genérico (que, sin embargo, no es baladí): el otro candidato me gusta menos.
Hoy, en larga caminata al trabajo, vi neoyorquinos madrugadores que llevaban prendidos a la solapa botones de Obama (los más) o de Romney (los menos). Los miraba, les sonreía y pensaba: “otra cosa que no haré en mi vida”.
No importa quién gane las elecciones presidenciales. Después de darle la espalda a la urna luego de votar, habré ganado yo. Participar en el proceso democrático es, en sí, mi victoria. (Quien crea que exagero, remítase a mi cara de alegría).
¿Por qué me alegra tanto este ejercicio mundano? Por haber crecido en la tierra del partido único. En Cuba no hay elecciones y eso lo sabe hasta mi perra. Pero en 1999 me tocó elegir. Elegí escaparme. En aquella ocasión voté con los pies.
No me pregunten por quién he votado hoy. El candidato de mi elección es asunto mío y de la urna.
Yo suscribo esto completamente.
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No solo lo suscribes. Resulta que además lo tradujiste al inglés. ¡Gracias, tigre!
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Muy bueno, aunque por esa misma razon no me importa gritar a los cuatro vientos por quien vote, pero respetando a este votante, no lo dire aqui, pero Ernesto sabe!!! LOL
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Gracias por la discreción, anónim@. Y felicidades por ejercer tu derecho al voto.
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Adhiero. Creo que de eso se trata la democracia. Saludos, paisano.
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