Tiendas Cubanicay me pone en mi buzón de correo una oferta llamativa: por $50 —más $31 de manejo y envío— puedo enviar una máquina de moler carne a quien se me ocurra en Cuba. La memoria del picadillo a la habanera me abre el apetito. Y lo primero que me viene a la mente es lo difícil que es, para el cubano de a pie, encontrar carne, molida o por moler, en la isla.
Pero incluso antes de pensar eso, me asalta otra idea, que no por fugaz es menos certera: la única y legítima máquina de moler carne que conocen mis coterráneos es esa maquinaria perfectamente engrasada y diseñada para triturar: la dictadura de los hermanos Castro.
Moler que carne coño,a no ser que muelan a todos los hijos de puta del gobierno,oero eso no seria moler carne ,sino mierda
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